Artículo muy interesante aparecido hoy en la edición digital del periódico "Público"
"Cuando unos pescadores de esponjas marinas la encontraron entre los restos del naufragio de una galera romana en 1900, la máquina Antikythera no era más que un cacharro de bronce lleno de herrumbre. Sin embargo, a lo largo del siglo pasado siempre intrigó a los científicos, que llegaron a la conclusión de que era un mecanismo astronómico. Ahora, con la ayuda de la tecnología, se empiezan a conocer sus verdaderos secretos.
En un trabajo publicado ayer en la revista Nature, un equipo de expertos de EEUU, Reino Unido y Grecia, han conseguido descifrar buena parte de sus funciones. Se creía que la máquina Antikythera, formada por una serie de ruedas y engranajes cubiertos de inscripciones, era una calculadora astronómica para medir la posición de la Luna y el Sol. Con esta información los astrónomos antiguos podía predecir eclipses y establecer calendarios.
Cálculo de Juegos Olímpicos
Los autores del presente estudio han echado mano de la tecnología de rayos X en tres dimensiones para curiosear en el mecanismo de un artefacto que está roto en 82 fragmentos. Con esta técnica han conseguido leer los nombres de todos los meses que aparecían en Antikythera. Sobre un calendario de 19 años han descubierto que la máquina, además de sus cálculos astronómicos, databa el ciclo de los juegos que de forma periódica celebraban las distintas ciudades griegas y que, cada cuatro años, culminaban en los Juegos Panhelénicos.
“Sabíamos que este mecanismo de 2.100 años de la Grecia antigua calculaba complejos ciclos de astronomía matemática, pero nos ha sorprendido que también muestre los ciclos de cuatro años de los juegos clásicos, incluidos los Juegos Olímpicos”, dice Tony Freeth, uno de los autores del estudio. La Antikythera, además de máquina para los astrónomos, era entonces un elemento básico en la vida cotidiana de los griegos, como calculadora del tiempo y las celebraciones oficiales.
Predicciones poco fiables
En las ruedas de la máquina aparecen glifos (representaciones gráficas) que se combinaban al girarlas y predecían la llegada de un eclipse. Al menos eso es lo que se creía. Los autores de esta investigación dudan de la eficacia de Antikythera. Para ellos, era más un sistema de probabilidades que un cálculo basado en observaciones registradas de los anteriores eclipses.
Otro error que han desmontado los investigadores es el origen de la máquina. Se pensaba que provenía del Este griego, posiblemente Rodas. Pero las imágenes en alta resolución del interior del mecanismo muestran que los glifos tienen una nomenclatura de los meses usada en Corinto, al oeste de la península helena. Si Antikythera fue construida entre el año 150 y el 100 a.C. y la ciudad fue arrasada por los romanos en 146 a.C., parece poco probable que el artefacto saliera de esta ciudad. Todas las pistas señalan que su origen está en Occidente, en Siracusa, colonia corintia del sur de Italia.
Las piezas terminan de encajar cuando se recuerda que allí vivió y murió el matemático y astrónomo Arquímedes. Aunque su muerte se produce medio siglo antes de la fabricación de Antikythera (212 a.C.), los autores del trabajo sugieren que el también creador de un planetario y de un libro perdido de mecanismos astronómicos pudo inspirar la construcción de este artilugio.
Para el profesor Seiradakis, los 82 pedazos de este viejo ordenador “son tan importantes para la historia de la ciencia como la Acrópolis lo es para la arquitectura”. Los responsables del Proyecto Máquina Antikythera esperan descubrir los secretos que aún esconde"
"Cuando unos pescadores de esponjas marinas la encontraron entre los restos del naufragio de una galera romana en 1900, la máquina Antikythera no era más que un cacharro de bronce lleno de herrumbre. Sin embargo, a lo largo del siglo pasado siempre intrigó a los científicos, que llegaron a la conclusión de que era un mecanismo astronómico. Ahora, con la ayuda de la tecnología, se empiezan a conocer sus verdaderos secretos.
En un trabajo publicado ayer en la revista Nature, un equipo de expertos de EEUU, Reino Unido y Grecia, han conseguido descifrar buena parte de sus funciones. Se creía que la máquina Antikythera, formada por una serie de ruedas y engranajes cubiertos de inscripciones, era una calculadora astronómica para medir la posición de la Luna y el Sol. Con esta información los astrónomos antiguos podía predecir eclipses y establecer calendarios.
Cálculo de Juegos Olímpicos
Los autores del presente estudio han echado mano de la tecnología de rayos X en tres dimensiones para curiosear en el mecanismo de un artefacto que está roto en 82 fragmentos. Con esta técnica han conseguido leer los nombres de todos los meses que aparecían en Antikythera. Sobre un calendario de 19 años han descubierto que la máquina, además de sus cálculos astronómicos, databa el ciclo de los juegos que de forma periódica celebraban las distintas ciudades griegas y que, cada cuatro años, culminaban en los Juegos Panhelénicos.
“Sabíamos que este mecanismo de 2.100 años de la Grecia antigua calculaba complejos ciclos de astronomía matemática, pero nos ha sorprendido que también muestre los ciclos de cuatro años de los juegos clásicos, incluidos los Juegos Olímpicos”, dice Tony Freeth, uno de los autores del estudio. La Antikythera, además de máquina para los astrónomos, era entonces un elemento básico en la vida cotidiana de los griegos, como calculadora del tiempo y las celebraciones oficiales.
Predicciones poco fiables
En las ruedas de la máquina aparecen glifos (representaciones gráficas) que se combinaban al girarlas y predecían la llegada de un eclipse. Al menos eso es lo que se creía. Los autores de esta investigación dudan de la eficacia de Antikythera. Para ellos, era más un sistema de probabilidades que un cálculo basado en observaciones registradas de los anteriores eclipses.
Otro error que han desmontado los investigadores es el origen de la máquina. Se pensaba que provenía del Este griego, posiblemente Rodas. Pero las imágenes en alta resolución del interior del mecanismo muestran que los glifos tienen una nomenclatura de los meses usada en Corinto, al oeste de la península helena. Si Antikythera fue construida entre el año 150 y el 100 a.C. y la ciudad fue arrasada por los romanos en 146 a.C., parece poco probable que el artefacto saliera de esta ciudad. Todas las pistas señalan que su origen está en Occidente, en Siracusa, colonia corintia del sur de Italia.
Las piezas terminan de encajar cuando se recuerda que allí vivió y murió el matemático y astrónomo Arquímedes. Aunque su muerte se produce medio siglo antes de la fabricación de Antikythera (212 a.C.), los autores del trabajo sugieren que el también creador de un planetario y de un libro perdido de mecanismos astronómicos pudo inspirar la construcción de este artilugio.
Para el profesor Seiradakis, los 82 pedazos de este viejo ordenador “son tan importantes para la historia de la ciencia como la Acrópolis lo es para la arquitectura”. Los responsables del Proyecto Máquina Antikythera esperan descubrir los secretos que aún esconde"
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